Hasta siempre, Amadeo

Se nos ha ido, a pesar de que me prometió que se cuidaría y se pondría bueno. El sábado se juntó mucha gente que le quiere, y que le llora. Incluída yo. Lloré mucho, más de lo que me imaginaba. Y este finde me he dado cuenta de que le voy a echar de menos, más de lo que ya sabía.

Ya no voy a poder decirle que le he puesto falta, porque ya no va a poder venir a verme a la oficina.

Pero va a estar siempre conmigo. Porque ya lo sabe, verdad? Cómo mis abuelos me faltaban, lo hice a usted un poco mi abuelito honorario. No voy a olvidar nunca que fué el único que cumplió su palabra y vino a verme al casal de la falla cuándo fuí reina. Además, me quedo con los suyos. Con sus hijos, que han heredado todos el buen talante de su padre, y la guapura, ya lo creo. Entre todos con Amado, que es al que más aprecio y con quién más me peleo. Me quedo con Julia, a la que tendré que ir a ver yo alguna vez si no viene a verme ella, porque no hago más que pensar en ella. Me quedo con sus nietos. Me quedo con Javi y con Pablo, y con Julio, que además de mi jefe es un poco mi hermano. Y me quedo con Laura, qué tan triste está, con mi amiga, que tan poco veo, y a quien le debo un trocito de vida, porque con ella empezó todo, y por ella llegué a usted.

Hasta siempre Amadeo. Se lleva un pedacito de mi corazón. Cuidemelo, y enséñeselo a mis abuelitos y a mi padre. Ellos tienes otro pedacito cada uno.