Estoy insoportable

Estoy que no me aguanto ni yo. Gruñona, pesimista, irritable, exigente...

Ya he terminado los exámenes. Yo esperaba que se me pasara un poquito al dejar de lado ese estresante periodo, pero no. Estoy igual o peor. No lo puedo evitar.

La coyuntura económica y social actual es horrorosa. Tanto drama me altera. Por suerte, no hay ninguna persona cercana en una situación extrema, y nosotros de momento aguantamos bien, pero el sufrimiento general me afecta. Además, todo es más difícil. Hay que remirar mucho más los precios y los recortes de las administraciones complican muchos planes.

Echo de menos a mi pekeno. Ha sido muy duro. Todavía lo oigo y lo veo por todas partes, pero cada vez menos, y eso es lo peor, porque sé que llegará un momento que se me olvidará cómo sonaban sus pasos por el pasillo, cómo te miraba profundamente y su forma tan característica de suspirar. Y no puedo evitar pensar en que Leia también es mayor y en que no podría afrontar su pérdida aún. Aunque me repito sin cesar que ella está bien, sana, feliz, amorosa y preciosa, como siempre, el miedo a que se pueda ir pronto no me abandona.

Pero sobre todo, te echo de menos a tí. Ni estás, ni se sabe cuándo llegarás. Y lo peor de todo es el miedo que tengo a que puedas no llegar nunca. Tantas vueltas da la vida!! Tanto se puede enredar el hilo que me aterroriza pensar en que pudiéramos no encontrarnos. A pesar de la irracionalidad de este sentimiento, no consigo deshacerme de él. Yo no voy a abandonar, y tu padre tampoco. Todos nuestros esfuerzos, todos nuestros desvelos, son por tí. Así que, antes o después, deberíamos llegar a tí (incluso a vosotros, que en principio es el plan!!). Pero...¿y si todo no es suficiente?

Una amiga me preguntó una vez (sin fortuna, pero sin mala intención, creo) si me estaba preparando para la posibilidad de que nunca llegara a ser madre. Y la respuesta es tan clara hoy como lo fue hace ya 2 años: NO. Ni quiero ni puedo aceptar que eso llegara a ocurrir. Necesito quererte, cuidarte, consolarte, reñirte, jugar contigo, acompañarte en tu vida para siempre... Amarte. Simplemente amarte.

Cuanta falta me haces!! Si alguna vez te duele que digan que fuiste afortunado, no olvides esto mi amor: La Suerte será la nuestra por habernos convertido en tus padres. No nos debes ninguna gratitud, muy al contrario... nosotros somos los que te deberemos la mayor felicidad de nuestras vidas.